Impresiones de una visita en la carcel
El pasado 23 de mayo estuve en el penal de JVA Berlín-Moabit para
tener una entrevista con Harald G. y Axel H. acusados de ser miembros
de una organización terrorista, del uso ilegal de explosivos,
así como de haber participado en el ataque al ZSA (La oficina
central de ayuda social para refugiados). Ambos se encuentran sujetos a un
juicio político ante la Corte Criminal en Berlín y son
considerados presos políticos en el penal de Berlín.
La cita fue a las 9:30 en la puerta de JVA Berlín-Moabit con una
traductora oficial, acreditada por las autoridades. Pasamos por una serie
de controles antes de poder hablar directamente con los acusados. El penal
tiene un sistema estricto de control específicamente en estos casos
en donde el Estado tiene un interés político muy fuerte. Una
primera sala después de acreditar tu identidad y a quien visitas
mediante el llenado de unos formularios. Esperamos unos minutos y
después otra barrera en donde dejas tus artículos personales
como la bolsa o cualquier otro objeto que no sea considerado como
pertinente, una nueva sala que hace de cafetería adornada con
fotografías de Berlín y una maquina de café y otra de
refrescos de las cuales ninguna funciona. Finalmente nos llamaron por un
altavoz y nos dirigimos a un cuarto pequeño de 4m x 4m, blanco y
dividido por una mesa de madera que tiene como principal función
imponerse como una barrera entre el acusado y la visita.
Axel estaba custodiado por un oficial del penal que se mostró
respetuoso desde el primer momento. Conversamos acerca de las condiciones
en la que se encuentran los internos en general. En su opinión no
son malas, aunque definitivamente nunca serán buenas, le permiten
solo dos visitas al mes con una duración de 30 minutos cada una,
tienen derecho a recibir 50 marcos al mes para sus gastos personales,
derecho a trabajar, sin embargo no pueden comunicarse entre ellos y debido
a que uno de los acusados ya trabaja los demás no tienen esa
posibilidad por la restricción de comunicación entre los
inculpados de este caso en especial.
Las visitas que recibe son de su familia aunque la presencia del
policía criminal, ha significado un trauma para su hija de 9
años quien ya no quiere ir a verlo debido al golpe que significa ya
de por sí ver a su padre en esas condiciones y frente a dos
extraños que delimitan de que temas si pueden hablar y cuales
no.
En este sentido se me advirtió desde el principio que no
podía hacer ninguna pregunta acerca del juicio, sin embargo Axel
consideró que la situación en la que hoy se encuentran
atiende a una política cada vez más controladora del Estado
alemán el cuál esta dirigido a ejemplificar con este caso de
que lo que ellos denominan "practicas terroristas" serán
sancionadas tarde o temprano. Dijo también que el tratamiento de los
presos políticos es muy diferente al que se daba en los años
70s y 80s. Hablamos la mayor parte del tiempo en español, el guardia
del penal no tuvo ninguna objeción y la traductora auxilió
solo en algunos casos, eso permitió que la comunicación se
diera de una forma fluida y sin presiones por parte de la policía
criminal que en esta ocasión estaba ausente.
Harald también habló de las condiciones en las que se
encuentran: tiene una celda para el solo en donde tiene copia de sus
expedientes y puede dedicarse a estudiar su caso, comentó acerca de
la población en el penal que son en su mayoría inmigrantes
alrededor de un 75 % cifra que ratificó el guardia del penal que
estaba custodiando esta visita. El trabajo como se mencionó
anteriormente es un derecho pero Harald no trabaja no solo por la
imposibilidad que presenta el hecho que otro de los inculpados ya lo haga,
si no por que definitivamente no quiere hacerlo. Planteó la idea de
un control excesivo por parte no solo de las autoridades penales, el
control va más allá, está sustentado desde la misma
estructura social en donde pareciera que hay permisividad para las
diferentes expresiones de los y las ciudadanas alemanas siempre y cuando no
impliquen un real cuestionamiento a las estructuras de poder. Por esto el
juicio que se desarrolla en su contra es una farsa del estado para mantener
el consenso social. Harald también recibe visitas de su
familia y tomando en cuenta las condiciones en las que se encuentra puede
decir que se siente bien.
Terminando los 30 minutos con cada uno el procedimiento para salir del
penal és más sencillo, solo recoges tus pertenencias, otro
guardia te entrega tus identificaciones y abre la puerta de salida. Cabe
señalar que la posibilidad de visitar a Axel y a Harald sin la
presencia de la policía criminal significó una apretura para
una real comunicación.
Alejandra Ancheita
Abogada/México
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